jueves, 14 de julio de 2011

Salir del tren, (El Metro, 4ª Parte)

¿Habeis probado en montaros en el metro de Madrid y no agarraros a nada?

Retar al equilibrio no suele ser en estos casos muy complicado, que es un tren de metro, no el Dragon Khan...

O eso, o el vagón va tan petado de gente que no puedes ni respirar, menos aún caerte, por lo que no tienes ni que agarrarte ni mantener el equilibrio.

Lo más común es que a las 7:30 de la mañana esté en un término medio en el que te tengas que agarrar pero no puedas moverte con mucha libertad sin molestar y apretujar los cuerpos con extraños ojerosos camino al curro.

Pero entonces te cruzas con un tipo de señora que sólo te puedes encontrar en el metro..."La Señora que no se Fia de que la dejes salir en SU Parada"...

"¿Vas a salir?", te pregunta con la mirada fija en la puerta, porque tú no eres una persona, eres Su Obstáculo.

"No", contestas nervioso mientras ves que estás más seguro entre un león hambriento y un ñu cojo que donde estás en ese momento: entre La Señora y La Puerta...SU Puerta.

Antes de que puedas reaccionar, antes de que el metro pare, antes de que se abran las puertas, la Señora te empuja de un modo que sólo las Señoras saben.

Hay un punto en todo ser humano, cerca de las costillas flotantes, donde si aprietas sutilmente, te retuerces entre las cosquillas y el repelús mientras te empujan a rozarte con un desconocido todavía húmedo de la ducha matutina que juega con su nintendito portátil.

Como estás cansado de que la gente te gane la partida, dices amablemente, "Señora, no se preocupe que ahora le dejo salir...", pero ella hace oídos sordos a tu comentario, como un tiburón cuano ataca a su presa, tiene cerrado los oídos para concentrarse en su objetivo: Superar la falta de respeto de la juventud de hoy en día por existir y ocupar espacios vitales en lugares públicos, y llegar a la puerta para salir del metro como si estubiera huyendo del mismísimo Belcebú sin darte si quiera la oportunidad de ser amable y salir tú para que salga ella, o esperar a que el metro se pare para poder moverte, (tu y todos), para dejar salir tanto a la Señora como a todos los que quieran bajar...

En fin, son cosas que pasan, que hacen que llegues al curro con las cejas bajas y cara de mala leche... y el tenso ambiente prevacacional de la oficina no mejora mucho tu humor... menos mal que es Jueves...

1 comentario: