Lo malo de casarse es que al volver, de repente, uno se queda sin saber qué hacer.
Antes, todo lo que uno hacía era pensar en la boda, la ceremonia, los detallitos y tal y pascual...
Ahora, recuperados ya del viaje y con ganas de hacer cosas nuevas, sólo podíamos haacer dos cosas:
O piso nuevo, o un junior.
Hemos optado por la opción menos llorona y más grande, así que en breve nos meteremos en mudanza, que ya le hemos echado el ojo, (y el lazo) a un pisito que nos encanta...
Por lo que volveré a estar liado y a no mantener el ritmo de post diario...pero bueno, la vida sigue y cuando recupere la normalidad y la rutina, quizá pueda dedicarme a contar cosas para echar el rato.
De momento me queda empaquetar, clasificar, tirar ordenar, transportar, limpiar, volver a ordenar, colgar, clavar, llamar a mil sitios, empadronarme de nuevo, cambiar la linea...en fin.
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